La conducción en lluvia es una condición que se puede dar dentro de los distintos escenarios posibles. Para ello, es necesario accionar funcionalidades específicas del vehículo y tomar mayores resguardos al maniobrar, para así evitar accidentes. En este artículo entregaremos 3 consejos para tener una buen manejo en estas condiciones.
La lluvia al caer al pavimento, moja la superficie y reduce la adherencia de los neumáticos. Por lo que es importante no realizar movimientos bruscos, tales como cambios de pista rápidos o una frenada inesperada. Si se acumulan posas en el camino, no es recomendable pasar rápido sobre ellas, pues se desconoce su profundidad. Además el agua podría mojar los frenos, perjudicando su normal funcionamiento.
Uso de luces
Generalmente el uso de luces está asociado a la noche, pero cuando hay neblina o lluvia se hace imprescindible accionarlas. Recordar que el uso de las luces altas es exclusivo para carreteras cuando no se cuente con luz artificial y no se encuentre un vehículo próximo (antecediendo o en contra). En escenario de conducción en lluvia, se deben encender las luces bajas o las neblineras (en el caso que el automóvil cuente con ella). Otro aspecto a considerar, es que antes de comenzar a conducir, se deben revisar las luces por el exterior para comprobar que estén limpias de barro o algún otro tipo de suciedad.
Velocidad y distancia
La velocidad y la distancia es por lejos una de las principales causas de accidentes de tránsito, que se potencia mucho más en este tipo de condición. Mantener una velocidad prudente es importante, pues como se mencionó es fácil perder el control del vehículo. Por otro lado, se recomienda mantener una distancia mayor frente al auto que nos antecede, pues al disminuir la adherencia de los neumáticos, el automóvil avanza una distancia mayor antes de detenerse, comparado con condiciones normales.
Plumillas y defroster
La conducción en lluvia reduce considerablemente la visibilidad, más aún si viene acompañada de neblina. Esto provoca que el parabrisas se empieza a llenar de gotas impidiendo ver con claridad, para evitar la acumulación de agua. Debemos accionar hacia abajo la palanca que se encuentra a la derecha del volante, para acceder a las plumillas. Mientras más abajo accionemos la manilla, más rápida será la velocidad.
Además de lo anterior, la diferencias de temperatura en el exterior e interior del vehículo provocan que las gotas de agua pasen por un proceso de condensación. Esto genera que los vidrios del automóvil se empañen, dificultando aún mas la percepción del camino y los peligros existentes. En la mayoría de los autos producidos actualmente, se incorpora un sistema desempañante frontal. El cual consiste en respiraderos colocados en la parte inferior del parabrisas, los que direccionan el aire hacia arriba. Para disipar la condensación que se haya podido acumular, debemos accionar el aire caliente.
En el caso del parabrisas trasero, se incorporan unas pequeñas lineas horizontales que lo atraviesan, las que en realidad son cables eléctricos. Los cuales se calientan cuando la corriente pasa a través de ellos. Ambos sistemas antiempañantes, podemos accionarlos con botones de comando ubicados generalmente en la parte central de la cabina/panel del vehículo. Su función es regular la intensidad del aire y su temperatura. Esto con el objeto de mejorar las condiciones de visibilidad por parte del conductor.
Recuerda tener en consideración estos datos, para que sepas cómo desenvolverte ante este tipo de condiciones. Lo principal es ser moderado al conducir, mantener una velocidad prudente y no realizar movimientos bruscos. ¡Que la lluvia no sea un impedimento para conducir!